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Entradas

Prologo de Relatos en la Frontera, por Santos Vergara

T exto con que  Santos Vergara (San Ramón de la Nueva Orán, Salta. Argentina), artista, escritor, poeta y gestor cultural, miembro del Grupo LePeB, editor de la revista cultural " Cuadernos del Trópico " y Prof. de Letras, prologó mi libro "Relatos en la frontera, en el año 2011. Prólogo del libro "Relatos en la frontera" por Santos Vergara by Gustavo Andrés Murillo
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Imagénes de frontera y muerte en la literatura plebeya de Salta (Siglo XXI). Por Juan Pas

Texto de Juan Manuel Díaz Pas , escritor y poeta salteño, para el IV Congreso Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades "Imágenes de la muerte" realizado el 13 de agosto de 2014 en Salta. La ponencia busca relaciones en libros de Fabio Martínez , David León y Gustavo Murillo . Frontera y Muerte en La Literatura Plebeya Diaz Pas Juan m by juan manuel díaz pas

Contraste estético/ideológico en la percepción de ciudad en dos cuentos de autores locales (Zamora-Murillo, Por Elisa Moyano

Texto presentado en el 4º Encuentro de Arte 12, realizado el 25 de abril de 2012 en la ciudad de Salta (Argentina) por la Licenciada en Letras Beatríz Elisa Moyano, Magister en Estudios Latinoamericanos. Analiza en dos cuentos, uno mio y el otro de Francisco Zamora , la percepción de la ciudad, de los pueblos originarios y otras busquedas. Contrastes estéticos/ideológicos en la percepción de ciudad en dos cuentos de autores locales (Zamora-Muril... by Gustavo Andrés Murillo

Poniéndome al día con el blog/En mitad de la frontera

Hace meses que no posteo nada. Mis garabatos se me deshacen, cuando los tengo en mis manos, como alambre herrumbrado. Tengo en estos momentos tres proyectos de narraciones que son inequívocas novelas pero solo puedo avanzar sobre ellas milímetro a milímetro, retrocediendo dos o tres palabras ante cada frase tipiada, me preocupa mucho el largo de las frases y el gran, gran, problema de los diálogos en español. Siempre se critica la castración de la imaginación, (producida por la España inquisitorial) pero yo creo que la perdida más grave del castellano esta en los diálogos. Y aquí (en “Bermejo”) la única literatura que consigue elevarse sobre los juegos mentales y el plagio es la nacida de la oralidad. No vale insistir en que estoy “en crisis” eso en mí es un lugar común y además creo que la prosa en general es una expresión de las tenciones agresivas de la sociedad cristalizadas en el discurso del narrador. No es que me queje de la actividad subversiva en que me he encaminado –e

El Destino del Guardián

Hace años que permanezco junto al árbol, cuidando de él. Debo ser sincero y decir que es mucho más lo que él me protege, a mí y a los míos. Yo sólo mantengo vigente el Pacto. Aún recuerdo, gracias a periódicas repeticiones como ésta que hoy enuncio, con tristeza, el día en que se marcharon los guerreros de mi pueblo. Los caciques fueron unánimes en su decisión, debíamos luchar o nuestro pueblo moriría de hambre en un cierto tiempo. A mí me fue encomendada ese mismo día la tarea de custodiar los ritos que sostenían el pacto entre los dioses y nuestro pueblo. Era una tarea imprescindible en el período de luchas que se abría y no pude negarme, esta responsabilidad me pertenecía por herencia y no podía sustraerme a ella así como nadie podía reemplazarme frente a ella. En mi interior me rebelé y me desgarré pero mantuve firme mi semblante. El pacto era más importante que mis ambiciones de fama y de batalla. Las mujeres que permanecieron en la al

Agradeciendo y haciendo propaganda...

La Revista Que Nunca Duerme... Me publicaron un Cuento (Alas en la Cabeza) en una revista literaria digital. Su link es:  La Revista que Nunca Duerme ... Agradezco el gesto, por demás inmerecido, pero estimulante... La revista esta muy buena. Variadita y copada. Visiten, que vale la pena ;-)

Árbol de la Vida

Toda mi vida desee ejercer el oficio artesano de poeta. En este las palabras se enhebran como cuentas, ubicadas según su musicalidad, y así se va tejiendo verso a verso una idea que se vuelve verdadera solo por su belleza. Conquistar ese don de engaño fue todo mi afán, lo repetiré cuantas veces me lo pregunten, desde niño. Mientras atravesaba los cortos años de mi juventud la realidad pudo desencantarme y comprendí que mis delicados y falaces versos nunca verían la luz de los salones literarios donde el derecho a la palabra es un privilegio otorgado por la sangre o un caro platillo con el que pueden deleitarse las elites que conquistan, junto al ritmo de los versos, una renovadora sensación de profunda humanidad que no puede comprarse en ningún otro sitio, por exclusivo que este sea. En mi oscura búsqueda de la belleza tuve, extrañamente, certeza del instante en que elegí ese camino. Cavilé largamente sobre el principio de mi amor por las palabras. Fue en mi infancia, luego del d

El Diario

El colectivo que me depositó en Bermejo estaba atestado de trabajadores que regresaban a sus pueblos de origen y rebosaba pestilente sudor. A pesar del “calor humano” en que viajábamos su interior estaba helado, por un mal funcionamiento de su refrigeración. Yo me repetía, para consolarme, que las incomodidades eran en realidad una aventura y que estaban largamente justificadas. Al descender de mi transporte los cuarenta grados centígrados del verano norteño me provocaron un pequeño mareo. Resignándome a una futura gripe, encendí un cigarrillo para distraerme y evitar maldecir a mis anfitriones y también a mí mismo por prestarme a un vía crucis de tormentos sin gloria final. Todo por vender mis libros. Cuando mi paquete de cigarrillos estaba menguando llegó un taxi que me condujo a la casa de la Presidenta de la Comisión de Damas. La mujer era una cincuentona que impresionaba por la colección de joyas que la adornaban. Ella era disciplinadam

Relato del Libro Infinito

De los inventos que se atribuyen a Tobar, sus Cartas (o Libro Infinito como él lo había bautizado) fueron, en principio las menos populares. Hoy, en cambio, las Cartas circulan en Bermejo con tanta facilidad como en otro tiempo cambiaba de manos el dinero. Claro que el dinero siempre tiende a concentrarse en los bolsillos del poseedor de manos especialmente afortunadas, en cambio estas son recibidas y leídas con una incómoda mezcla de curiosidad y rechazo. En el año mil novecientos cincuenta y cinco, cayó el gobierno peronista. La victoriosa dictadura, entre otras tantas medidas draconianas, decretó la prohibición de libros en todo el país. Podrá pensarse que esa medida era del todo ajena a Bermejo: Allí jamás había existido una librería. Se leía gracias al préstamo sistemático de los pocos libros que se conseguían en los viajes a las ciudades cercanas, también se atesoraban los libros que los chicos podían robar durante su paso por la escuela.